Con ese olor a tierra mojada y el suave sonido de las gotas al romper en las hojas, ella se remontó y recordó aquellos pequeños detalles que son importantes, aunque no definen nada.
Esa noche ella regresó a lo vivido una semana antes, cuando una ilusión la mantenía feliz, sí, sólo fue eso, una ilusión, porque fué lo único que pudo obtener de aquel hombre de mirada profunda y extraña que la hizo vibrar sólo unos días y ya.
El jamás sabrá lo que logró con esa sonrisa mágica que le dedicaba cada vez que pasaba a su lado, el decir un simple y sencillo " hola" , el tan sólo estar parado afuera de la escuela esperando salir a su hijo, el movimiento de su cabello al tocarlo y muchos movimientos más.
Ella aprendió a no vivir de algo que no existe, a no creer en lo que aún no se construye y no volar ir más allá de lo que no conoce.
Orále, esto sí que se lee bien, pero en quien te inspiraste?, sigo esperando me escribas uno a mí. Sigue así, escribiendo y una forma de descargar el alma, sin compromiso y lo mejor sin dañar a nadie. Saludos. Andrea
ResponderEliminarHay amiga, que largas pudieron ser las horas para poder volverlo a ver, pero ¿sabes?, por algo pasan las cosas y se que él apareció en tu vida para algo, te levantó el ánimo, te ilusionó, y eso vale mucho. Te arreglabas para él, para esos pequeños instantes.
ResponderEliminarprima esto fui inspirado por el, su nombre Víctor el guapo ja ja y creeme que si te pienso escribir algo, tranquis.
ResponderEliminaramiga.... que decir, fuiste la testigo de estos días de locura y esperanza, creo q hasta tu pasabas saliva que no? ja, lo más padre que aún se vale el taco de oko. tqm