viernes, 1 de mayo de 2009

Los personajes de la INFLUENZA


La influenza nos ha traído nuevos personajes mediáticos. En primer lugar el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, con sus ojos tristes y sus cejas caídas. Poco fotogénico y muy gruñón, sobre todo cuando se encabrona por las preguntas repetidas e inútiles que le formulan los periodistas nacionales y extranjeros. Con toda seguridad el doctor Córdova está superarrepentido de haber aceptado la invitación de Calderón para ser el titular de la SS. Pensó que se la iba a llevar “de a pechito”, pero un virus se cruzó en su camino.
Ahora muchos extrañan al doctor Jesús Kumate, secretario de Salud de 1988 a 1994; dicen que ése sí era un médico de alto nivel y especialista en infectología (o sea, la logia de los infectados, que es, justamente, en lo que nos hemos convertido). Otros añoran a Juan Ramón de la Fuente, primer titular de Salud con Fox. Si fue capaz de acabar con las bacterias, los virus y los roedores que infectaron a la UNAM, un virusito como el de la influenza porcina le hubiera quedado corto.

Otro personaje hasta hace unos días totalmente desconocido es el doctor Armando Ahued, secretario de Salud del Distrito Federal. Su primera puntada fue anunciar una aplicación general de la vacuna contra la influenza a todos los habitantes de la Ciudad de México. Pero le recordaron que ni había existencia suficiente de vacunas ni éstas servían para mitigar los estragos del virus mutante. Ah qué Ahued, que a huevo nos quería vacunar a todos los defeños. Otra de sus participaciones fue aparecer en la tele repartiendo cubrebocas a los usuarios del metro.

Marcelo Ebrard también ha robado cámara y ha desatado los odios de los empresarios restauranteros por las medidas, excesivas, que ha tomado: los vips, los toks, los wings, los portones y establecimientos similares están convertidos ahora en cocinas económicas de comida para llevar. Sin embargo, los puestos ambulantes de alimentos siguen como si nada: sirviendo tacos, tortas y tamales y esparciendo el virus. ¡Vaya decisiones de Marcelo!

Los conductores de microbús, por decisión del jefe de gobierno, deben andar cual astronautas en medio del calor físico y humano: cubrebocas y guantes, además de limpieza constante de las unidades. ¿Será? ¿Cuántos días aguantarán los amos de las avenidas, las calzadas y las calles de la ciudad?
Qué gacho este Marcelo, también cerró bares y billares, cantinas y antros. Recomendó el cierre de las iglesias y la cancelación de festejos: bodas, bautizos, graduaciones, en fin, todo aquello que implique el contacto entre las personas. Colegimos que los hoteles de paso y el trabajo de las sexoservidoras y los sexoservidores también quedan incluidos en las actividades canceladas.

Igualmente, asistimos a la desaparición de otros personajes. El primero es el presidente Calderón. Ha salido poco en la tele y sus declaraciones han sido escuetas. Segurito está encerrado en Los Pinos dirigiendo al país vía chat, correo electrónico y teléfono.

El Niño de Oro del Estado de México también desapareció, de repente. Aseguran las malas lenguas que el fin de semana pasado andaba en Venecia acompañando a su Gaviota en la boda de Salma Hayek. Dicen que estaba muy contento departiendo con los personajes de la farándula, mientras que en el estado que gobierna se generó una especie de vacío de poder que fue llenado por su carnal Marcelo. Peña Nieto reapareció, brevemente, el lunes pasado en pantalla chica. No dijo: “compromiso cumplido”, pues atacar un virus no fue una de sus promesas de campaña firmada ante notario.

En este rubro de personajes también se encuentra el secretario de Hacienda, quien ha dicho poco, casi nada. Hasta llegamos a creer que este virus bendito también le dio en la madre a la crisis económica.
Por José Antonio Galván Pastrana ( el ratón)

Los milagros de la INFLUENZA

El virus es como Sancho: nadie lo ha visto pero todos saben que existe. Éste de la mal llamada influenza porcina ha resultado ser más efectivo que el ejército y las policías, pues de la noche a la mañana el narcotráfico ha desaparecido de las páginas de los diarios y de las emisiones de los noticiarios. Ya no se habla de los ejecutados en Sinaloa, Michoacán, Chihuahua, Nuevo León o el DF; tampoco de las bandas que se matan unas a otras. La PGR ha suspendido la presentación de Zetas o de miembros de los cárteles. En un dos por dos se acabó la polémica sobre las declaraciones del arzobispo de Durango, y se dejó de hablar del Chapo Guzmán y los Beltrán Leyva.
Esto nos hace suponer que los narcocriminales están metidos en sus madrigueras, muertos de miedo (como nosotros) y que por unos días, al menos hasta el 6 de mayo, dejarán de hacer sus fechorías.
Por José Antonio Galván Patrana ( el ratón)